En el saturado mercado de los juegos de acción en primera persona algunas ideas nuevas intentan hacerse con un trozo del pastel navideño. Las de ‘Borderlands’ tampoco son revolucionarias, pero combinadas con habilidad y un estilo gráfico con personalidad propia consiguen dar un soplo de aire fresco a un género tan manido.
Entre cientos de juegos de disparos en primera persona, ‘Borderlands’ irrumpe con la interesante propuesta de fusionar el RPG con “shooter”, mientras estamos en la piel de uno de los 4 personajes mercenarios seleccionables que buscan un tesoro oculto en Pandora, un desértico y “chatarrero” planeta del futuro.
Aunque el concepto de combinar los géneros que encontramos ya fue abordado previamente en casos como ‘Deus-Ex’ o ‘Fallout 3’, lo cierto es que el proyecto de Gearbox trata aportar equilibrio a este concepto. Es decir, no convertir un RPG en un juego de primera persona, sino crear una experiencia de acción con tintes de RPG sencillo, más cercano en cuanto a personalización al modelo sencillo de un juego de rol japonés como ‘Final Fantasy’ que a otros como ‘Star Wars: KOTOR’ o al antes citado ‘Fallout’.
Nada más meter el juego en la consola, una chulesca y juvenil introducción nos mete de lleno en el mundo de los cazarrecompensas o mercenarios, tras lo cual descubrimos que podemos ponernos en la piel de cuatro personajes claramente diferenciados por sus habilidades características.
La puesta en escena de ‘Borderlands’ es la de un juego de disparos en primera persona pero mezclado con un evidente alma de “sandbox”. Esto es, tenemos una gran libertad desde el inicio para recorrer el escenario y elegir diferentes misiones que nos reportan una recompensa, algo que da al juego, desde el mismo concepto, una infinita duración teórica.
Tanto tiempo lo pasaremos a los mandos de un personaje que evoluciona, sube de nivel, y va equipado con diferentes objetos y armas que van mejorando progresivamente hasta convertirlo en un soldado cada vez más destructivo y eficiente. Los diferentes retos con sus correspondientes gratificaciones los encontramos en el vasto, y a veces demasiado homogéneo, mundo de Pandora. Tan grande es el universo creado para ‘Borderlans’ que para evitar los largos paseos que encontraremos al inicio del juego, se han incluido diferentes vehículos que permiten desplazarnos de forma mucho más rápida.
Podemos aumentar el poder de ataque, defensa, o el uso de determinada habilidad, diferente en cada uno de los carácteres y que nos otorgará ese extra destructivo cuando las cosas se pongan complicadas.
Quizás nos olvidemos de todo esto mientras utilizamos (según los propios desarrolladores) las más de 3 millones de armas que puede crear el juego mediante un sistema de combinación de piezas, utilizando miras telescópicas, proyectiles o efectos. Cada uno de estos objetos de destrucción cuenta con unas características propias y diferentes entre sí y están agrupados en 7 grandes grupos, como pistolas, rifles o armas corto alcance, entre otros.
Si lo que necesitamos no es fuego sino ayuda de mano de un compañero jugando a nuestro lado, una de las mayores sorpresas del juego es un completo y elaborado modo cooperativo a dobles, que permite que cualquier amigo pueda en persona (a pantalla partida con 2 jugadores) o a través de Internet (con otros 3 compañeros) ayudarnos a completar la historia, convirtiendo así el juego en una experiencia mucho más divertida. Al margen de valoraciones numéricas, es importante tener en cuenta la propuesta diferente de ‘Borderlands’. Quizás no sea un juego tan redondo como otras superproducciones en primera persona como ‘Modern Warfare 2’ pero su bien medida originalidad en cada uno de los aspectos y el buscar alternativas al formato de los típicos juegos de acción en primera persona, le hace merecedor de, al menos, un buen vistazo por aquellos que adoren el género que estén buscando algo nuevo dentro de él. Un proyecto diferente en el que las piezas encajan.
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